Día 1, jueves 27 de septiembre.
Por insistencia de mi esposa fui hoy a un gimnasio donde te ponen a hacer algunos ejercicios y repetirlos varias veces con un tiempo determinado para cada repetición.
Por un momento pensé que mi esposa se estaba tratando de librar de mi y quedarse con todos mis activos, pero cuando realicé que no tengo activos, sino sólo pasivos, me di cuenta de que no era el caso...
Comencé con un ejercicio muy sencillo: te pones en posición de pushup, levantas la pierna izquierda, con la mano derecha levantas una pesa de 200 libras, y con la izquierda haces malabarismo con tres bolas de boliche de 35 libras, mientras haces pushups y sonries al mismo tiempo... o algo así sentí que estaba haciendo.
Lo peor del caso es que veías a las otras personas en el lugar, y estaban haciendo los ejercicios, y hasta se veían felices los muy atorrantes!
No se si fue en el tercer o cuarto ejercicio, en el que comencé a tener alucinaciones, en una de las cuales Hugh Hefner me miraba desde su sillón de cuero, con su bata de seda y su pipa, y se reía de mi junto con Miss Abril de 1984, Miss Julio de 1992 y Miss Diciembre de 2019... esas burlas me dieron mucha más determinación y decidí esforzarme aún mas! Así que me desmayé. Creo que esa fue la mejor parte del ejercicio.
Cuando finalmente se acabó la clase, el instructor me dijo: “muy bien! Es normal que te sientas así, nos vemos mañana...”. Con mi mayor esfuerzo traté de extender el dedo medio de mi mano derecha, pero lo tenía tan engarrotado que sólo alcancé a subir el puño, y el instructor lo debió ver como un gesto de victoria, porque hizo un puño con su mano y me chocó el puño con el suyo, mientras decía: “esa es la actitud campeón!!!”.
Si supiera que no me va a volver a ver jamás...
Cuando logré arrastrarme hasta el carro, recibí una llamada de mi esposa preguntándome cómo me había ido, sólo logré responder: “Aaaay!”. Muy entusiasmada ella me dice que la primera semana es horrible y que de la segunda en adelante se hace más fácil. Debido a esta explicación decidí que voy a ir a partir de la segunda semana...
Definitivamente el ejercicio no es lo mío. Lo mío son actividades intelectuales como jugar parchis, o clue, o ver videos en YouTube de cómo otra gente hace ejercicio...
Voy ahora a la farmacia a comprar medio galón de cataflam... me suena a que lo voy a necesitar...
Día 2 de esta tortura satánica. Viernes 28 de septiembre.
Ouch!
Llegué al lugar (maldita sea la hora en que lo pusieron en un primer piso!) y la muchacha muy sonriente de la recepción me da la bienvenida “Hola señor Chevasco? Cómo se siente?” (Juro que podía escuchar las carcajadas de la gente adentro). Le respondo con un gruñido y nuevamente no logro estirar el dedo medio. Me dice: “como llegó un poco antes de la clase, use una de las bicicletas estacionarias para que haga cardio”. La realidad es que la única razón por la que usaría una bicicleta es para salir huyendo de este templo de tortura. Curiosamente, un momento después veo a una muchacha pedaleando a una velocidad equivalente a la que usaría cualquiera para huir de un tigre diente de sable que lo estuviera correteando.
Y sonó el maldito timbre, hora de iniciar los ejercicios... para el que no conoce, los ejercicios en estos lugares endemoniados tienen unos nombres muy folclóricos “push up maquiavélicos con estiramiento del rabito ñango y salto explosivo”, o “abs en V cruzados multilaterales esotéricos”... al final todos los ejercicios son básicamente hacer pushups con un Toyota Yaris en la espalda...
La vaina es que comencé los ejercicios y el primero requería hacer biceps con unas mancuernas. Como estoy tan in shape, en vez de mancuernas me dieron dos lápices. Después del primer intento, le quitaron los borradores a los lápices y la vaina funcionó mejor. El segundo ejercicio implicaba un balón medicinal, que es básicamente una bola de futbol rellena de acero o mercurio (como pesan las hijas de puta!!!) nuevamente se dieron cuenta de que el equipo standard no le funcionaba, me dieron una bola inflable con muñequitos de esas que regalan en los cumpleaños, y posteriormente me dieron un globo.
El tercer ejercicio, no recuerdo cómo era, (probablemente ya estaba en proceso de blacking out) pero recuerdo perfectamente que cuando escuché la explicación me comencé a reír a carcajadas... “que yo haga qué??? Jajajajajajajajajaja!!! Aaaaaajajajajaja”. El instructor me miró con cara de “really?” Y bueno al final traté de hacer el ejercicio.
Por cierto, necesito ir a comprar ropa de hacer ejercicios. Por lo visto mi sweater de Cerveza HB bembeado, y mi short Durex de gimansia rojo con una raya blanca a los lados, no son aceptables en este entorno. El resto de la gente tenía ropa de ejercicio completamente coordinada, que parecía haber sido sacada de la colección de uniformes de astronautas diseñada para el programa espacial de Elon Musk.
Otra cosa que no está bien vista es la expresión vocal del sufrimiento. Mis expresiones, que me hacían parecer víctima del sindrome de Tourette, no eran del agrado de mis compañeros de clase (6 mujeres y un hombre). Tampoco está bien visto llorar... ya tomé nota...
Una técnica para poder tolerar la tortura es estirar los 4.2 segundos de descanso que te dan entre ejercicio y ejercicio haciéndote el ahuevao... y yo soy muy bueno en eso! Instructor: “ahora va a hacer esto y esto y esto”. Yo: (poniendo cara de confusión) “no entendí, me lo puede explicar nuevamente con un powerpoint?” Como resultado, logro espaciar unos segundos adicionales entre ejercicio y ejercicio.
Al final de la sesión cuando ya no sentía ni las orejas, el instructor me dice: “vamos a estirarlo un poco para que le duela menos”... desgraciadamente no alcancé a ver los cuernos que le comenzaron a salir por los lados del cráneo al tipo, ni escuché la risa satánica que emitió...
La vaina es que en el estiramiento descubrí que el buay se dedicaba antes a amasar arcilla con las manos en una alfarería. Qué bárbaro! Pensé que iba a quedar con la rodilla incrustada en la nuca! Nunca antes había podido lamerme mi propia nuca!. Por cierto durante el estiramiento quedé con la cara comprimida contra el piso de caucho... el sabor a zapatilla, caucho y grajo ajeno es inconfundible...
Uno de los ejercicios de estiramiento implicaba que me aplastaba la espalda y me sacaba el aire. Pero obviamente yo no podía ser normal y botar el aire silenciosamente, así que cuando soltaba el aire sonaba como un rinoceronte herido. Claro que mis compañeros (impecablemente vestidos y sonrientes durante todos los ejercicios) me miraban con cara de terror, con la esperanza de que mañana no logre subir las escaleras y llegar al gimnasio, y así no perturbe su pacífico y saludable entorno... Pero no!!! He descubierto que disfruto el masoquismo extremo y voy de nuevo!!!
No entiendo por qué dicen que hacer ejercicio te da energía y te hace sentir mejor... me siento miserable, agotado y deprimido! Para acabar de joder, cuando iba manejando de regreso a la casa, quise acomodar el retrovisor y me desgarré la nalga!
Bueno, ya les contaré como me va mañana... mientras tanto sigo comiendo pain killers como si fueran M&M’s de colores!
Dia 3. Sábado, 29 de septiembre.
Amanecí Considerando seriamente convertirme al Judaísmo y proclamar que por mis creencias religiosas debía observar el shabbat, y no hacer ejercicio, pero creo que no es tan sencillo ni tan rápido el tema de la conversión...
Hoy no me paré de la cama, sólo logré girar lo suficiente como para caer encima de las zapatillas y la ropa de ejercicio que había dejado estratégicamente ubicadas en el piso, pero no me pude levantar del piso, así que seguí durmiendo con la cara sobre mis zapatillas y con una media en la boca.
En fin, hoy no fui al gimnasio. Ya sé, la mitad de ustedes está decepcionada, y la otra mitad se ganó un dinerito con la apuesta, pero de verdad no podía! Por ejemplo, esto lo estoy escribiendo con un palito en la boca, tocando las letras del teléfono.
No siento los brazos! Ayer estaba en una fiesta de toma de posesión, y qué difícil fue! Cuando abrieron el buffette salió todo el mundo despavorido hacia las viandas, y yo me quedé tranquilo en mi mesa. Alguien me dijo: “Wao Tato! Estás súper en serio con lo de la dieta y la salud! No vas a comer?”. Yo sólo sonreí amablemente para que no se diera cuenta de que me estaba muriendo de hambre, pero que no me paré porque estaba engarrotado y no me podía mover. Fue una tortura ver como iba disminuyendo la torre de langostinos mientras yo estaba adherido a mi silla. Por suerte había un arreglo floral en la mesa, y resolví comiéndome unas delicadas florecillas blancas del arreglo, pero que por cierto, me resultaron un poco ácidas.
A la hora de la bailadera, estaba tambaleándome rígidamente en la pista de un lado para el otro, y cuando el DJ gritó emocionado “con la mano arriba!!!” Yo traté... pero para cuando terminé de subir los brazos ya se había acabado la canción y estaba sólo en la pista porque todo el mundo se había sentado. Me preocupa quedar en medio de un robo y que cuando los maleantes griten “arriba las manos!!! esto es un asalto!!!” me metan un tiro porque piensen que no estoy haciéndoles caso.
He descubierto que los medicamentos ya no me están haciendo efecto, ya me bebí dos litros de cataflam, y mastiqué kilo y medio de ibuprofeno, y nada. Anoche decidí untarme Icy Hot en todos los lugares del cuerpo donde me dolía, y como me dolía todo, abrí el frasco y me lo tomé. Por una hora estuve gritando de ardor y saltando de un lado al otro como desquiciado, pero tengo que reconocer que me quedó un aliento muy fresco.
Espero que esta vaina del ejercicio funcione y que pronto deje de dolerme. La cosa se esta volviendo intolerable, esta mañana antes de tratar de levantarme, estornudé y estoy seguro de que se me salió una costilla...
Pero bueno, acabo de realizar que lamentablemente el gimnasio está cerrado mañana, y con mucha tristeza les informo que no voy a poder hacer ejercicio... me cuesta escribir este párrafo porque mis carcajadas de felicidad no me dejan escribir... recuerden que estoy escribiendo con un palito en los dientes...
Día 5
Bueno, y para los que pensaban que no, hoy fui nuevamente a la casa de la tortura...
Aprovecho para reportar que la costilla quedó reacomodada, que la hernia de la oreja va mejorando, y que el desgarre de la nalga no fue desgarre, sino esguince...
Hoy llegué puntualito, recién bañado y perfumado, muy entusiasmado y lleno de energía, con mi ropa de ejercicios combinada y de ultima moda... ah coño! Ese no era yo! Yo llegué con un t-shirt rojo de Mickey Mouse de los que uso para dormir, un short de ejercicios negro con rayas naranja, que compré en mi gran frenesí deportivo del ‘97, mis zapatillas grises, y lagañas en los ojos...
La vaina es que fui! Y cuando entré al lugar, comencé a escuchar murmullos y una que otra queja ahogada, y vi que billetes de 20 comenzaban a cambiar de manos. Los que los recibían, muy felices, me hacían la seña del pulgar levantado, y los que entregaban los billetes, no tan sonrientes, me hacían la misma seña, pero con otro dedo...
Nuevamente la muchacha muy simpática de la recepción, con una enorme sonrisa me saluda y me dice: Muy buenos Días señor Chevasco! Bienvenido!!! Me animó mucho tan amable recepción, pero la alegría se me acabó cuando me dí cuenta de que era la que más plata había ganado con la apuesta de que hoy yo no aparecía por el gimnasio.
Tengo que reconocer que hoy me fue muchísimo mejor, voy haciendo grandes avances! No me desmayé sino hasta el minuto 8 del ejercicio, lo cual es un gran progreso comparado con las veces anteriores en que me desmayaba durante el minuto 2 del calentamiento, y luego nuevamente en varias ocasiones durante los ejercicios.
Hoy comencé mis ejercicios muy juiciosamente y cuando ya llevaba 10 minutos el instructor (debe ser miembro de la banda sueca Marduk el muy satánico...) dice: “bueno, ahora si vamos a empezar...” yo dizque: “profeeeee!!! No habíamos comenzado ya?” Y el muchacho muy amablemente me dice que no, que hasta ese momento sólo habíamos estado estirando... Ouch!!!
Una de las cosas que notas cuando vas a estos lugares, es que hay espejos por todos lados. Hoy descubrí que los espejos sirven para que veas a la persona de al lado, luego te mires a ti mismo, y te sientas miserable! También realicé que parezco la foto del “antes” de todos los comerciales de Reduce Fat Fast, Herbalife, Vivri y de una clínica de bypass gástrico juntos!!! El tipo de al lado saltaba frenéticamente, y la piel se le quedaba estática como si lo hubieran congelado en carbonita! Yo en cambio noté que cada vez que parpadeo, media hora después todavía se me está moviendo la piel de las pantorrillas...
Pero bueno, para eso estoy yendo al gimnasio... y para darles algo de que reírse en las mañanas por supuesto!
Hoy comencé con un ejercicio que requería agacharse con una pesa en la mano, levantarse y estirar el brazo. La verdad es que me sentí muy bien porque a pesar de ser una pesa de 20 libras, podía levantarla sin problemas. Se lo comenté al instructor y el man me miró con cara de: “pobre ahuevao” mientras me explicaba con calma que: “no son 20 libras, dele la vuelta, son 02 libras...”
Ooops!
Pero bueno, lo importante es que hoy logré grandes avances, específicamente en dos técnicas: la técnica de los números impares, que consiste en que cuando tengo que hacer una cantidad específica de repeticiones, digamos 15 repeticiones, aprovecho el descuido del instructor y en vez de contar 1,2,3,4,5,6,7... como hacen los infelices que practican esto mientras sonríen, yo cuento 1,3,5,7,9...15! Estoy trabajando en la versión avanzada de esta técnica y llegar al punto en que pueda contar 1,5,10,15!
La otra técnica que aprendí hoy es la del espejo. Como la recepcionista es tan simpática, muchas veces el instructor se acerca a conversar con ella mientras los infelices sonrientes siguen haciendo rigurosamente sus ejercicios. Yo en cambio aprovecho el descuido del profesor para quedarme inmóvil. La importancia del espejo y de unos buenos reflejos por mi parte, es saber predecir en qué instante el satánico ese se va a voltear a ver qué hacemos (como si realmente le importara un bledo) y comenzar a moverme 12 décimas de segundo antes de que mire.
Cerca del final de la sesión el instructor se paró frente a mi a verme hacer los ejercicios (creo que uno de los infelices sapos que perdió la apuesta fue de acuseta...) y la verdad es que terminé haciéndolos bastante bien, salvo uno que se llama “muerte súbita”, que deriva su nombre de la altísima probabilidad de que yo muera súbitamente mientras hago dicho ejercicio. Cuando terminé el ejercicio me miré al espejo y descubrí horrorizado una leve y casi imperceptible sonrisa... me estoy volviendo uno de ellos! Cuando menos lo espere voy a ir combinado al gimnasio!!!
Hasta mañana!!!