En miles de foros, debates, y noticieros hemos oído hasta la saciedad a todos los políticos, dirigentes de la sociedad civil, dirigentes gremiales, etc, desgarrarse las vestiduras y decir que hay que solucionar el problema educativo en Panamá, y definitivamente así es. Mientras no mejoremos la pésima educación de nuestros jóvenes, tendremos muy pocas esperanzas de llegar a ser un país desarrollado. Lamentablemente los panameños somos muy inmediatistas (esta palabra no existe, pero me voy a dar la licencia poética de utilizarla), es decir que vivimos en el día a día, y sólo nos interesa que nos resuelvan nuestros problemas inmediatos.
La educación es uno de esos temas que tienen que ser vistos con luces muy largas, ya que las inversiones y cambios que se hacen en este momento, no comienzan a notarse sino en muchos años, y desafortunadamente eso no consigue los votos para la próxima elección. Es un tema demasiado serio como para dejarse en manos de los políticos, que todo lo analizan en función del beneficio que una u otra medida que se tomen, tendrá para su imagen, y para las posibilidades de que su partido repita el próximo quinquenio.
El presupuesto del Ministerio de Educación para el año 2015 es de alrededor de 1200 millones de dólares, y son alrededor de 800 mil estudiantes, es decir que se invierten alrededor de 1500 dólares por estudiante. Definitivamente el problema no es plata! Por lo tanto concluyo que lo único que falta para solucionar el problema educativo en Panamá, es voluntad (Duhhh!). Voluntad de los políticos de pensar un poco más allá de lo que le conviene a sus partidos para las próximas elecciones, y de lo que es políticamente popular con los electores. Voluntad de los educadores para aceptar que hay deficiencias y que tienen que cambiar el modelo educativo con el que se sienten tan cómodos, pero del que se quejan constantemente. Voluntad de los padres de familia para involucrarse de lleno en la educación de sus hijos, dándole seguimiento a sus actividades académicas, estudiando con ellos, yendo a la escuela a conocer a los maestros. Voluntad de los estudiantes que se conforman con lo mínimo posible y no buscan educarse más allá de lo que les enseñan en la escuela. Y voluntad de la sociedad en general, para aportar ideas, esfuerzo, y apoyar a quienes traten de mejorar el sistema, y no meter la cabeza en la arena como el avestruz.
Nadie llega a ningún lado, si no sabe para donde quiere ir, y aunque sepa para donde quiere ir, no va a llegar con sólo quererlo, tiene que saber cual es su ruta, y cual va ser la estrategia para llegar a su destino.
Panamá necesita que la sociedad en su conjunto se siente a definir qué calidad educativa queremos como nación, definir cuales son los frutos que se quiere obtener, y cuales son las características que se desearía tener en el estudiante egresado del sistema educativo público panameño. Pero esta planificación no puede ser a 5 años, para que cuando venga el siguiente gobierno diga que todo está mal, y quiera cambiar nuevamente todo. Necesitamos sentarnos juntos a pensar en la educación a largo plazo, probablemente a 50 años, pero tiene que ser un plan que salga del trabajo conjunto de todos los sectores, todos los partidos, todas las organizaciones magisteriales, todas las organizaciones privadas involucradas o afectadas de una forma u otra por el problema educativo, los clubes cívicos, las organizaciones profesionales, los padres de familia, etc., de modo que una vez puesto en marcha, todas estas entidades se sientan comprometidas por apoyar dicho plan, por cuidarlo, por participar en la evaluación y monitoreo de sus avances.
Muchos pensarán que 50 años es demasiado tiempo, pero se pasa en un parpadeo, y los efectos de un plan de este tipo, no se ven sólo al término de este período, hay un mejoramiento paulatino, en la medida en que comienzan a hacerse cambios al sistema, que vamos a poder ver en cinco, diez, quince y treinta años. pero sólo si empezamos de una vez. Cada año que pasa sin que hagamos nada, se pierde la oportunidad de mejorar la vida de cientos de miles de jóvenes, que siguen graduándose sin las herramientas fundamentales para aspirar a un futuro mejor que el de sus padres y abuelos.
De verdad podemos seguir dándonos el lujo de tener maestros que escriben "Vasta de injusticias"? o estudiantes que no tienen la más mínima idea de como escribir, o que no pueden multiplicar 5 x 7 sin usar la calculadora? Podemos seguir teniendo graduados que no saben leer (en el sentido de que no tienen la más mínima comprensión de lectura)? que no tienen idea de lo que es la fotosíntesis, o que no saben que una mujer puede quedar embarazada la primera vez que tiene relaciones, aunque lo haga de pie? O que no sepa que puede adquirir enfermedades de transmisión sexual, al tener relaciones sin protección? Pienso que son lujos que no nos podemos seguir dando.
Esto es más urgente que cualquier otro problema que tenemos en Panamá, y si seguimos mirando para el otro lado, el problema no se va a ir, va a empeorar cada día más. Y no va a haber subsidios, becas universales, 500 a los 45, control de precios, Ángeles Guardianes, Redes de oportunidades, o Mochilas y útiles del Programa de Ayuda Nacional que nos salven del (como dirían nuestros periodistas) "colacso" de nuestra sociedad...